
Sin duda uno de los muchos atractivos que tiene Madrid es la cantidad y variedad de restaurantes que existen. Para alguien como yo acostumbrada y resignada, al chino, italiano, y como mucho turco (kebab), es sorprendente poder elegir nacionalidad y... voilá restaurante al canto.
Este sábado, fuimos a cenar a un Rumano. El restaurante era muy modesto y de decoración "austera", eso sí toda relacionada con Drácula. Riquísimo todo, en especial sus sopas y sus carnes y ese licor de la muerte que todavía me quema...
Pero no es un simple restaurante, es un restaurante dedicado a Drácula o como ellos lo llaman Vlad Teples.
Uno de los atractivos turísticos de la capital de Rumanía, Bucarest, es la ruta del Conde Drácula ya que alli residió el famoso "vampiro".
Principe de Valaquia durante el siglo XV, nació en 1431 en Sighisoara, Transilvania. Hijo de Vlad Dracul, de ahí su nombre, que en rumano significa dragón.
Fue un valiente y sanguinario guerrero, de crueldad infinita cuya técnica de tortura favorita era el empalamiento, de ahí su sobrenombre Teples que en rumano significa Empalador.
Popularizado como un vampiro por el escritor Bram Stroker, la unica referencia de este tipo en su biografía es el hecho de beberse la sangre de sus víctimas mientras las empalaba.
Me quedo con la versión de Bram Stroker, por original... y con la sopa de albóndigas con nata y guindillas... Mmm rico, rico!
Para los interesados el Restaurante Drácula se encuentra en San Fernando de Henares. Paseo del Batán 1.